El nombre de estos huevos proviene de la palabra sánscrita yoni, que significa “espacio sagrado” y se suele usar para referirse indistinta o conjuntamente al útero, vulva, vagina o vientre.
A estos huevos se les atribuyen diversos beneficios a nivel físico, emocional, energético y sexual. Se dice que su uso proviene de la antigua China, donde sólo eran usados por las reinas y las concubinas del emperador.
En el nivel físico, al introducirlos en la vagina, estos huevos ayudan a fortalecer los músculos vaginales y el suelo pélvico en general, con un efecto similar al de los ejercicios de Kegel. De esta manera, contribuyen a mejorar el flujo sanguíneo en la vagina y la potencia orgásmica de la mujer.
Por otro lado, ya que a las piedras de las que están elaborados se les atribuyen propiedades energéticas, se cree que al ser introducidos en la vagina, ayudan a la mujer a sanar y potenciar su energía sexual.